El Transnational Institute (TNI) ha publicado un nuevo informe este mes llamado “Auge y Declive de la Prohibición del Cannabis”. Este informe acaba de presentarse durante la celebración en Viena de la 57ª Comisión de Estupefacientes (CND) de las Naciones Unidas. En este artículo, Tom Blickman y Martin Jelsma, que trabajan en el TNI, responden a algunas preguntas sobre este informe, cofinanciado por The
La Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas (CND), que tiene lugar anualmente, comenzó el pasado jueves 13 de marzo y durará hasta el próximo día 21. La CND fue creada por el Consejo Económico y Social (ECOSOC) en 1946, con el fin de ayudarles a supervisar la aplicación de los tratados internacionales en materia de fiscalización de drogas. Hoy en día, la CND es el principal organismo que elabora y diseña la políticas de drogas seguidas por la ONU.
Se espera que la 57ª edición de esta reunión anual sea un edición excepcionalmente discutida debido al gran auge que están experimentando la despenalización del cannabis, e incluso la legalización, desde 2013 y principios de 2014. Durante la conferencia, la ONU se reunirá para mantener conversaciones con las diferentes partes, el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, la Asociación Americana de Salud Pública, la Cruz Roja Internacional, NAACP, Human Rights Watch, la Comisión Mundial de Políticas de Drogas y el TNI.
Tom, Martin, gracias por vuestro tiempo. ¿Podéis describir brevemente lo que representa el TNI?
“El Transnational Institute es un grupo de expertos en política
internacional dedicados a analizar, de manera crítica, los problemas
mundiales de hoy y de mañana. Uno de sus programas es “Drogas y
Democracia” (D&D), que se ha consolidado durante los últimos años
como uno de los principales institutos de investigación sobre las
políticas internacionales de drogas, y como Observatorio crítico de las
Instituciones de Control de Drogas de la ONU, una de las áreas en la que
nos hemos especializado”.
¿Cuáles son vuestras funciones en esta organización?
“Martin Jelsma es coordinador del programa D&D y Tom Blickman es uno
de los principales investigadores del programa y está especializado en
temas relacionados con el cannabis. El TNI no es un instituto académico
que pretenda ser “neutral”. Realizamos investigaciones muy sólidas, pero
también traducimos los resultados en recomendaciones para las
políticas, y promovemos activamente cambios en las políticas de drogas,
guiados por los principios de reducción de daños y por los derechos
humanos. También intentamos reformar las anticuadas convenciones sobre
el control de drogas de la ONU, que no resultaban coherentes desde un
principio y que se han visto superadas por los nuevas perspectivas
científicas y por las políticas pragmáticas que han demostrado tener más
éxito.
“Desde sus comienzos en 1996, el programa D&D se ha centrado especialmente en las implicaciones del modelo de control de drogas actual para los países del Sur y para los agricultores que participan en el cultivo de coca, opio o cannabis, relacionando el tema de las drogas con objetivos de desarrollo más amplios como reducir la pobreza, fomentar la salud pública, proteger los derechos humanos y construir la paz. Jugamos un papel activo en las redes internacionales, al ser miembro fundador y asesor del Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas (International Drug Policy Consortium, IDPC) desde el inicio de la Comisión Global de Políticas de Drogas, la iniciativa tomada por un grupo de expresidentes de América Latina”.
¿Cuál es el papel del TNI en el debate internacional sobre los problemas de drogas?
“La mayor parte de nuestro trabajo se realiza en América Latina y el
sudeste de Asia sobre temas como las violaciones de los derechos humanos
relacionadas con la guerra contra las drogas y cometidas contra los
consumidores, agricultores y pequeños comerciantes; investigamos sobre,
por ejemplo, la desproporcionalidad de las penas, la superpoblación
carcelaria, la erradicación forzosa de la agricultura de subsistencia de
la coca, del opio y del cannabis, las tendencias en los mercados de
drogas, etcétera.”
“Una gran parte de nuestro trabajo consiste en acercar a las personas que podrían realizar cambios, para ello organizamos seminarios de expertos sobre la reforma de la ley de drogas, y coloquios informales con funcionarios relacionados con la política de drogas que pertenecen a diferentes gobiernos e instituciones multilaterales a puerta cerrada. Participamos regularmente en los esfuerzos que se están realizando para revisar la legislación nacional, en Ecuador, Birmania o Tailandia, por ejemplo. Y hemos cooperado intensamente con países concretos que solicitan nuestro asesoramiento sobre, por ejemplo, el funcionamiento de los convenios y organismos de las Naciones Unidas.”
“Hemos ayudado al Gobierno Boliviano a intentar desafiar el sistema de tratados en lo que se refiere al tema de la hoja de coca y su uso tradicional, lo que llevó a Bolivia a convertirse en el primer país en retirarse de la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, para volver a unirse el año pasado, con reservas respecto a la hoja de coca. Con el Gobierno Uruguayo hemos colaborado durante estos últimos cinco años en la preparación de su valiente movimiento para convertirse en el primer país en regular legalmente el mercado del cannabis, desde la “semilla hasta la venta”.”
“También estamos profundamente implicados en los procesos de políticas de drogas de la ONU, como en la sesión anual de la Comisión de Estupefacientes en Viena que se está celebrando en estos momentos – este es el décimo octavo año que participamos en la CND, y en los preparativos para las sesiones extraordinarias de la Asamblea General de la ONU (UNGASS) en 2016. Y, aunque no es un área prioritaria de nuestro programa, participamos regularmente en el debate en los Países Bajos, prestando nuestro testimonio en audiencias parlamentarias, o recientemente colaborando en la organización de la conferencia “Transparent Chain” en Utrecht.”
¿Por qué habéis eligido este momento para presentar un informe sobre este tema?
“La evolución de las políticas relativas al cannabis se está acelerando,
gracias a los referendums celebrados en Washington y Colorado y a la
aprobación de la propuesta de regulación en Uruguay. Esta realidad está
sacudiendo los cimientos del régimen internacional de control de drogas y
nadie sabe cómo resolver los conflictos legales que surgen con los
tratados. Nos pareció que era el momento adecuado para publicar un
informe bien documentado y fundamentado con el fin de mostrar cómo se ha
controlado el cannabis a nivel internacional, cómo lo ha manejado el
sistema de las Naciones Unidas a lo largo de las últimas décadas,
cuántos países han puesto en práctica políticas pragmáticas que se
desvían de una interpretación estricta de los tratados, y cuáles son las
opciones para cambiar las normativas de los tratados”.
¿Cuáles son las conclusiones más importantes del informe?
“En primer lugar, el cannabis fue incluido en la Convención de Ginebra
de 1925 por razones dudosas y casi por accidente. Más tarde, volvió a
ser incluido, tal cual, en la Convención sobre Estupefacientes de 1961,
la base del actual régimen de control de la ONU, sin la necesaria
evaluación de la OMS, como una droga con “propiedades particularmente
peligrosas” y sin utilidad médica. En segundo lugar, desde el principio
varios países han encontrado formas más práticas de evitar que se
apliquen estrictamente las disposiciones del tratado relativo al
cannabis. Éstas formas van desde hacer la vista gorda hasta continuar
con el uso tradicional del cannabis que llevan a cabo ejemplos más
definidos como los coffeeshops holandeses, los generosos planes de
marihuana “medicinal” al estilo estadounidense y los clubs sociales de
cannabis españoles. Todas estas deserciones silenciosas del régimen han
dado lugar a inconsistencias legales y a la hipocresía, y el siguiente
paso lógico consiste en regular jurídicamente todo el mercado”.
¿Qué creéis que sucederá con la prohibición internacional del cannabis en un futuro próximo?
“El referéndum de 2012 en Washington y Colorado, y la aprobación en
diciembre de 2013 de la ley de regulación en Uruguay, van a provocar un
efecto dominó. Muchos más estados de los EE.UU. están preparando
iniciativas similares, y en varios países, una gran mayoría seguiría
ahora mismo los pasos de Uruguay. Como el presidente Mujica dijo:
“alguien tenía que ser el primero”. En varios países de América Latina y
del Caribe, como México, Chile o Jamaica, ya se han introducido o bien
se están preparando leyes, pero las tendencias también influyen en los
debates de países como Marruecos, India y los Países Bajos. Lo que
estamos presenciando es el momento histórico del principio del fin de la
prohibición mundial del cannabis. Sin embargo, todavía se tardará
tiempo en desmontar el régimen global de control del cannabis. Será un
proceso gradual y muchos países no pondrán fin a la prohibición nacional
del cannabis en absoluto, después de todo, todavía existen unos diez
países que mantienen un estricto régimen nacional de prohibición del
alcohol”.
¿Cómo esperáis que contribuya el informe?
“Por último, en el informe también se describen a grandes rasgos las diferentes opciones para reformar la convención o para cambiar las obligaciones de un país, a partir de una revisión realizada por la OMS para modificar la clasificación del cannabis, en virtud de los acuerdos de los tratados entre países de ideas afines con el fin de cambiar los términos de un tratado de forma que sólo les afecte a ellos mismos. Esos procedimientos son complicados, pero, como sostiene el informe: “La pregunta a la que se enfrenta la comunidad internacional en la actualidad ya no es si existe o no la necesidad de reevaluar y modernizar el sistema de control de drogas de la ONU, sino más bien cuándo y cómo hacerlo”.
Por Martijn
Fuente SensiSeeds