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La popularidad del porro electrónico (e-joint) a debate

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En los últimos años la fiebre de la marihuana se ha extendido rápidamente por Estados Unidos y se han multiplicado los estados que han legalizado el consumo de esta planta, ya sea para usos medicinales, como en California y Illinois, o para usos recreativos, como en Colorado y Washington.


El aumento del uso del cannabis ha contribuido al desarrollo de una nueva industria “verde”, ávida por vender productos que permitan disfrutar de la marihuana en todas las formas posibles y no tan sólo en el tradicional canuto o porro hecho con papel de liar.


Uno de los dispositivos que está ganando popularidad en los últimos tiempos es el “porro electrónico” (e-joint, en inglés) que, como sucede con la nicotina de los cigarrillos electrónicos, permite consumir cannabis en forma de vapor, sin producir humo u olor.


En muchos casos, los usuarios utilizan cigarrillos electrónicos convencionales y sustituyen los cartuchos de nicotina por otros que contienen aceite de cannabis, aunque ya hay compañías que han empezado a fabrican porros electrónicos desechables.


Con estos dispositivos se puede consumir marihuana -y en particular THC, el componente psicoactivo de la planta- en espacios públicos sin el temor de llamar la atención como sucede con los porros tradicionales, que desprenden un fuerte y reconocible olor.


El auge de los porros electrónicos ha despertado preocupación entre las autoridades sanitarias de los estados en los que la marihuana es legal, que indican que -tal como ocurre con los cigarrillos electrónicos- todavía se desconocen sus efectos sobre la salud.


Además, temen que, igual que ha sucedido con los cigarrillos electrónicos, los e-joints resulten muy atractivos para los adolescentes, aumentando el consumo de THC en este segmento de la población.

“Muy populares”


“La verdad es que son muy populares. Creo que gustan porque no emiten humo y no huelen, por lo que son muy discretos y se pueden utilizar en lugares públicos, como restaurantes o estadios deportivos”, le explica a BBC Mundo Jaida, quien administra Cannablyss, un negocio de venta de marihuana del estado de Washington.


Marihuana, ya que un porro electrónico se acaba rápido. Creo que es más para la gente que fuma un poco, por las noche o los fines de semana”.



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La marca de porros electrónicos JuJu Joints se comercializa en Washington desde hace unos meses.

Según Jaida, los porros electrónicos los compran tanto los clientes de más edad que consumen marihuana por razones médicas como los que lo hacen para uso recreativo.


Macus Charles es el confundador de JuJu Joints, compañía que desde abril de 2014 comercializa en Washington la que asegura es la primera marca de porros electrónicos desechables de EE.UU.

Charles cree que “era solo cuestión de tiempo que un producto de este tipo llegara al mercado, ya que hace que sea mucho más fácil consumir cannabis en público”.


BBC Mundo le preguntó a Charles sobre las reservas expresadas por las autoridades ante este tipo de productos: él asegura que el suyo está destinado a un público mayor de 21 años.


Los cartuchos de aceite de cannabis, igual que los de nicotina que se utilizan con los cigarrillos electrónicos, llevan en muchos casos propilenglicol, un compuesto químico que sirve de base al líquido y cuyos efectos sobre la salud se desconocen.


Marcus Charles asegura que esa sustancia está presente en muchos productos de consumo diario, aunque señala que están desarrollando cartuchos que no contienen propilenglicol, sino sólo aceite de cannabis puro.


Preocupación


Michael Van Dyke, jefe de toxicología del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de Colorado, estado en el que la marihuana recreativa es legal, asegura que “todavía no se tiene suficiente información sobre los efectos para la salud de los vaporizadores”.


“Se puede decir que reducen los efectos nocivos del humo. Sabemos que el humo de la combustión de la marihuana contiene carcinógenos y con un vaporizador se elimina ese humo, así que teóricamente son más saludables”, señala Van Dyke en conversación con BBC Mundo.


“Pese a ello, nuestra preocupación con los vaporizadores es que puede haber riesgos que todavía no conocemos. Por ejemplo, algunos de estos productos contienen aceite de cannabis que está suspendido en propilenglicol y no está claro qué efectos tienen las partículas de esa sustancia”.


Van Dyke asegura que, desde el punto de vista de salud publica, “cada vez que se introduce en el mercado un dispositivo que permite consumir de manera más conveniente una sustancia, ya sea tabaco o marihuana, existe el temor de que aumente el consumo de esa sustancia”.


Además, según Van Dyke, el THC puede causar problemas de salud mental y no importa si se fuma o se vaporiza, “ya que uno está expuesto a esa sustancia igualmente y eso nos preocupa”.


Efectos desconocidos


Lucy Popova, del Centro de Investigación del Tabaco de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), acaba de iniciar con sus colegas un estudio en el que están explorando la relación entre los cigarrillos electrónicos y la marihuana y cómo la legalización de esta última sustancia impacta el uso de diferentes productos.


“Los expertos creen que el consumo de marihuana tiene riesgos, tanto por el THC que contiene como por el método de uso”, señala Popova en conversación con BBC Mundo.


“Obviamente si se cambia el humo por el vapor se reducen los riesgos. Pero el consumidor sigue expuesto a los compuestos psicoactivos del cannabis, que pueden producir cambios en la percepción, en las funciones motoras y pueden causar alteraciones del comportamiento o incluso adicción”.

Como en el caso de Michael Van Dyke, Popova señala que el problema es que los vaporizadores son tan nuevos “que no sabemos realmente qué efectos tienen”.


“Lo que sabemos es que la gente los utiliza de manera diferente. Inhalan más profundamente y eso hace que la llegada de los químicos a los pulmones también sea diferente”.


Popova también señala que una de las preocupaciones de los expertos es el impacto social que pueden tener los porros electrónicos, “que podrían hacer que se normalice el consumo de cannabis en público” y “pueden resultar muy atractivos para los adolescentes”.