Hace unas semanas se anunciaba la regulación de las asociaciones cannábicas en Cataluña. Por fin, después de décadas de lucha, las políticas sobre cannabis parecían admitir algunos de sus errores del pasado y encaminarse hacia una ley más cercana a la realidad.
En Cannabis Magazine celebrábamos por todo lo alto la simple “presunción de existencia” y dedicábamos unas alentadoras líneas a este hecho.
Sin embargo, las detenciones, las incautaciones y las órdenes de clausura se acumulan en las comisarías de Barcelona y, cada día, nos levantamos con una mala nueva.
El
arresto de los máximos representantes de la FEDCAC (federació
d’associacions cannàbiques autoregulades de Catalunya) y la clausura de
emblemáticas asociaciones barcelonesas solo ha sido el preludio de una
situación, cuanto menos, contradictoria.
Citando
las palabras de Albert Tió, portavoz de la FEDCAC, “Mientras Salud está
por la labor, Interior ha dejado de estarlo y ha emprendido una
persecución jurídica y policial”. Luego entonces, perdonen que me
pierda, ¿por qué este acoso en los albores de la regulación?
La
realidad es que la desatención de las asociaciones cannábicas por parte
de la administración se ha convertido en caldo de cultivo para malas
praxis y promotores asociativos que desconocen, por completo, los fines
de cualquier tipo de asociación. Ahora, que ya se ha causado el daño,
¿no sería mejor esperar a que se produzca la regulación para controlar
exhaustivamente a las asociaciones existentes?
Por
si fuera poco, las amigables visitas de la Guardia Urbana a diferentes
clubes (no es irónico, os sorprenderíais con la cercanía de algunos
agentes) se han convertido en cartas de cese de actividad y clausura
debido al incumplimiento de ciertas… ¿premisas?
Las
demandas de las federaciones cannábicas, que llevan años tras la
búsqueda de un diálogo con la administración, siempre se han
fundamentado en conseguir seguridad jurídica para los clubes que cumplen
sus estatutos y llevan a cabo una autoregulación caracterizada por la
transparencia y el autoconsumo de marihuana. Por lo pronto, este no parece el camino que tomará la regulación catalana.
Queremos
expresar nuestro apoyo a las federaciones cannábicas catalanas y
recordar a nuestros lectores que algunas personas están siendo acosadas y
poniendo en peligro su libertad por algo que nos beneficiará a todos en
un futuro no muy lejano. Fuente