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La Marihuana ¿Contaminación genética, hibridación, evolución?

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El cannabis se encuentra en un momento interesante: regulación, variedades y distribución geográfica van cambiando. La regulación aún no es un hecho general pero parece que es cuestión de tiempo que lo sea. En cuanto a las variedades, desde mi punto de vista, estas van ligadas a la situación legal. Más o menos como ocurría con la producción y consumo de alcohol en EEUU durante la ley seca, cuando el alcohol de alta graduación primaba debido a la optimización. También parece un hecho que en el caso del cannabis las variedades de “alta graduación” dominen los cultivos. Supongo que en una situación legal, las variedades potentes cederían cuota a otras más llevaderas.


A mí me gusta la cerveza, y la hierba fuerte me sienta mal. Son sólo gustos personales, pero me pregunto si con la legalidad, con la posibilidad de no tener que optimizar los resultados del cultivo (THC/g) y la compra (THC/€) -, los gustos más generales variarían hacia variedades menos potentes. Dado el caso, la base genética para la elaboración de esas variedades anda coja.


Confío en las variedades tradicionales como las precursoras en el cannabis lo que las variedades tradicionales de vid lo son para el vino. Algunas especies puras y F1s reúnen características como para ser –si no lo son ya- lo que el tempranillo, cabernet, monastrell, etc, lo son para el vino. Sin embargo, esta base está desapareciendo.


Así pues, en lo referente a la distribución geográfica actual de variedades puras, tanto salvajes como sobre todo las de cultivo tradicional, la cosa parece más o menos clara: de seguir la situación ilegal, el cultivo de híbridas acabará contaminando todas las zonas de cultivo tradicional, donde se ha mantenido una riqueza genética única. La selección en busca de altos porcentajes de THC y CBD, junto con los períodos de floración más cortos, ha influenciado en detrimento de una magnífica genética.


Desde mi punto de vista esto es una amenaza genética para el cannabis, y un perjuicio para quienes buscamos otro cannabis menos comercial. En cambio para muchos otros usuarios, esto no es más que una evolución, por otra parte innegable.


Así hemos observado contaminación genética en toda Sudamérica –incluyendo el Caribe-, Marruecos, Etiopia, Líbano, Kazajistán, y seguramente haya más zonas que desconocemos.



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Centroamérica: México, en este país siempre ha habido dos familias genéticas por razones climáticas, las del sur, más sativas, y las del centro, más chaparritas, de hoja más ancha y más dulces. En el norte, sobretodo en Sinaloa, centro fundamental del cannabis en México, se podían encontrar los dos tipos. Ya en los 70 se introdujeron afganas y tailandesas, y a partir del 2005 se empezaron a importar masivamente variedades europeas, y a día de hoy no estamos seguros de la pervivencia de alguna de las variedades que existían en el 2003, en nuestra primera “excursión”.

Quizás necesitemos más tiempo de exploración, pero el cannabis para la venta y para el autoconsumo, se debe de encontrar bastante contaminado. De las variedades actuales recolectadas por nosotros, y de las que hemos recibido de cultivadores locales, no podemos asegurar la herencia pura que buscamos. En todo caso México siempre ha sido un núcleo de hibridización.


Cruzando la frontera sur, sobre todo en la zona del Caribe continental, donde existen poblaciones muy aisladas, se encuentran lugares donde se ha conservado genética tradicional, por ejemplo en Livingston, Guatemala, donde a los habitantes locales –los Garífunas- de momento les importan bien poco las híbridas, y posiblemente lleven plantando lo mismo desde que empezaron.


De acuerdo a una distribución de variedades tradicionales, cuanto más al sur, la influencia de México se ve superada por Colombia, como ocurre en Panamá. Pero tampoco existe una seguridad en torno a la genética.


Llegados a Colombia, se encuentran la Punto Rojo, Mangobiche, la Llanera, Verde Limón, pero sin embargo de acuerdo a informes antidroga y a cultivadores locales, tales variedades empezaron los 70 con un contenido de THC en torno al 3-5%. En el año 2000, la proporción de THC había aumentado hasta un 8%.


Hoy hasta más del 14%. ¿Cómo se ha producido este aumento? Dudo que haya sido mediante selección de padres puros, más bien, tal y como nos confirman nuestros amigos colombianos, esto es debido a la introducción de híbridos.


Así llegamos a Paraguay, el mayor productor de cannabis de América, donde la antigua paraguaya, tampoco se encuentra en estado original. Ahora se encuentran “pinitos”, paraguaya cruzada por skunk en muchos casos, y por otros híbridos y colombianas en otros.


uecos-5416.html?search_query=project&results=10"> trajimos semillas, que dieron unas plantas de sabor cítrico y dulce. Por aquella época sólo se plantaba en el norte. Pero por suerte se empezó a plantar también más al sur, donde se ha salvaguardado la genética, ya que de momento aun no ha llegado el cultivo de afganas –según los marroquís esa es la especie introducida-, y donde se mantiene la dominancia del kif.



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Después de este último viaje a Etiopía, donde la “bush” –híbrida local- se ha impuesto, y a la continúa demanda de semillas híbridas en otros lugares de África–en nuestras visitas al oeste de África siempre nos pedían semillas europeas-, veo la situación africana siguiendo los mismos pasos que la sudamericana.

En el Líbano, con la demanda de cannabis más potente, el cultivo de híbridas sin semilla está bien presente. Al ser este cultivo de híbridas sin semilla, posiblemente no esté afectando a los cultivos tradicionales de Beeka.


Por suerte el resto de Asia parece intacto, si bien ha habido políticas gubernamentales de contaminación con cáñamo.


Robert Connell Clarke describió algunas variedades tradicionales en sus libros, pero la actualización de los cuales se hace necesaria.


La situación actual puede que sea negativa para la genética tradicional, pero también puede ser que para muchos usuarios esto no sea, sino una evolución positiva en cuanto la hibridación multiplica las variedades disponibles.  Por Carlos Saez



FUENTE Redacción