La mayoría de los holandeses está a favor de legalizar el cannabis
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Iniciativas locales y sentencias judiciales desafían las restrictivas políticas de cannabis del Gobierno
os/personas/item/211">Tom Blickman
erlands.pdf" target="_blank"> una encuesta de opinión realizada en los Países Bajos en
agosto de 2013, el 54 por ciento de los holandeses está a favor de
legalizar el cannabis, mientras que el 38 por ciento está en contra.
Actualmente, existe una clara mayoría en pro de la legalización entre el
electorado de los partidos que forman el actual Gobierno, el partido
liberal conservador VVD (58 por ciento a favor) y el partido
socialdemócrata PvdA (55 por ciento a favor), y en el Parlamento del
país. Una serie de encuestas realizadas en los últimos meses indica que
la mayoría de los holandeses está totalmente en desacuerdo con las
actuales políticas de cannabis del Gobierno.
Solo los votantes del partido de derechas democristiano (CDA) se
oponen categóricamente, con un 72 por ciento, a la legalización del
cannabis. Si los partidos políticos se tomaran en serio la opinión de
ffee-shops" target="_self">las elecciones generales de septiembre de 2012,
se impondría una abrumadora mayoría a favor de la legalización: 129 de
los 150 escaños en la Cámara de Representantes. ‘Caso cerrado’, podría
pensarse: ¿por qué no regular por fin el suministro de cannabis a los
coffee shops, donde se tolera desde hace más de 35 años la venta de
cannabis en ciertas condiciones a los adultos y se retira así el negocio
de las manos de organizaciones delictivas?
La regulación del cannabis: posturas encontradas
Victor Everhardt, concejal de Utrecht
Pero no es así como funciona la democracia; al menos no en los Países
Bajos. Los partidos que abogan por limitar el número de coffee shops o
por prohibirlos directamente cuentan con 77 de los 150 escaños, mientras
que los que apuestan por regular el suministro de cannabis en estos
establecimientos disponen de 73. Los dos partidos de derechas en el
Parlamento –el liberal conservador VVD y el ultraconservador PVV–
compiten entre sí en los temas relacionados con la ley y el orden y el
supuesto recelo de los holandeses frente a la excesiva tolerancia que se
vive en el país, y son partidarios de limitar el margen de maniobra de
los coffee shops.
Ambos partidos fueron clave para apoyar al Gobierno anterior, que
introdujo el ‘carnet de cannabis’, una medida que prohibía a los
extranjeros no residentes que adquirieran cannabis en los coffee shops y
añadía el cannabis con un contenido de tetrahidrocannabinol (THC)
superior al 15 por ciento a la lista de drogas peligrosas, con lo que no
se podía vender en los coffee shops. Tanto el VVD como el PVV están
ignorando a la gran mayoría de sus votantes, que puede que se muestren
recelosos frente a la incoherencia de las políticas de cannabis en los
Países Bajos, pero que indican inequívocamente en las encuestas lo que
la mayoría del país opina que es la mejor forma de abordar dicha
incoherencia: regular la oferta lícita de cannabis en la conocida como
nabis#backdoor">[1]
A pesar de ello, el ministro de Justicia, Ivo Opstelten, mantiene su
postura intransigente, incluso en contra de los deseos de sus propios
votantes y de muchos de los políticos locales de su partido. El
resultado es una importante brecha sobre el tema de la
regulación/legalización entre la mayoría parlamentaria (en contra) y la
voluntad de los votantes (a favor). El consiguiente punto muerto en que
se encuentran los avances indispensables para lograr políticas de
cannabis eficaces a escala nacional se ha traducido en numerosas
iniciativas locales para intentar regular el suministro de cannabis y en
la creciente exasperación de los magistrados.
Iniciativas locales
En el ámbito local, las iniciativas para regular de alguna forma el
abastecimiento de los coffee shops están floreciendo. En Utrecht, el
ayuntamiento de la ciudad anunció el pasado 10 de septiembre que tiene
s" target="_self">un club social de cannabis en el municipio y
solicitar al Ministerio de Salud Pública un permiso para autorizar el
cultivo y la distribución consiguiendo una exención pública de la
prohibición que pesa sobre el cultivo y el suministro en la Ley del
Opio. “La ciudad de Utrecht desea crear la posibilidad de que los
usuarios recreativos consuman cannabis cultivado en un club. Se trata de
una iniciativa a pequeña escala por la que los miembros pueden usar
cannabis recreativo que ha sido cultivado por el club de una forma
responsable y verificable”, manifestó el concejal local de Salud
Pública, Victor Everhardt.
Por lo tanto, la venta de cannabis no solo se toleraría –como es lo
habitual en muchas ciudades holandesas con coffee shops–, sino que la
exención aseguraría que el cultivo de cannabis por parte de los
integrantes del club no se pueda perseguir penalmente, algo parecido a
las licencias otorgadas al productor oficial de cannabis medicinal. El
19 de septiembre, el ayuntamiento de la ciudad de Leiden también votó a
favor de regular el suministro de ‘la puerta de atrás’, permitiendo a
los coffee shops cultivar sus propias plantas siguiendo unos severos
requisitos.
Estas iniciativas son los últimos intentos por resolver la
incoherencia jurídica que afecta al cannabis en los Países Bajos.
Oficialmente, la sustancia es ilegal (aunque el uso de drogas no
representa un delito penal), pero los coffee shops que cuentan con la
debida licencia pueden vender pequeñas cantidades siempre que respeten
nabis#conditions">[2] El
cultivo, la producción y la venta al por mayor con fines comerciales de
cannabis recreativo son actividades que no solo están prohibidas, sino
que se persiguen activamente, lo cual deja a los coffee shops sin una
cadena de suministro legítima y transparente.
El modelo de los clubes es una alternativa que busca complementar,
más que sustituir, a los coffee shops, y que tiene por objetivo
específico evitar los impactos sobre la salud pública del cultivo no
regulado y sin controles de calidad. El plan se preparó cuidadosamente
-policy">se anunció públicamente, en marzo de 2011.
Everhardt asegura que la iniciativa será un experimento científico,
permitido por las convenciones de la ONU y la legislación holandesa, que
podría sortear la oposición del ministro de Justicia –el ministro
Opstelten ya anunció que no toleraría el plan– porque el Ministerio de
Salud Pública, oficialmente responsable de la política de drogas del
país, es el organismo que decide si autoriza o no los experimentos
científicos. Sin embargo, el Ministerio de Salud Pública anunció que
consultaría al Ministerio de Justicia sobre el tema, por lo que el plan
tenía pocas probabilidades de ser aprobado finalmente.
with_leg.php">un programa para
tratar a un pequeño grupo de unos 80 usuarios de drogas con trastornos
psicóticos, muchos de ellos debidos, probablemente, al uso crónico e
intensivo de cannabis. La idea es proporcionarles una variedad de
cannabis que elimine los efectos de la ansiedad, el insomnio y los
ataques psicóticos. El cannabis medicinal será suministrado por la Agencia de Cannabis Medicinal de los Países Bajos.
Estas iniciativas, en su conjunto, ponen de manifiesto una forma
responsable de intentar solucionar el problema del suministro y uso
legal del cannabis, sin hacer caso omiso de las posibles consecuencias
negativas para un pequeño grupo de usuarios problemáticos de cannabis.
uction" target="_self">también otros municipios están
planteándose experimentar con el suministro autorizado de cannabis en
distintos escenarios: desde la concesión de licencias a cultivadores
privados a la creación de plantaciones de cannabis municipales o
intermunicipales. En total, 18 municipios han anunciado que desean
experimentar con modelos alternativos, mientras que otros –como
rijuana" target="_self">Eindhoven,
Tilburg y Leeuwarden– ya han solicitado que el Gobierno central les
autorice a desarrollar experimentos concretos. Por el momento, no se ha
tomado ninguna decisión al respecto y no se espera que se den antes de
finales de año.
El 10 de octubre de 2013, los municipios de Heerlen, Venlo y
Roermond, en el sur del país anunciaron un plan para regular el
suministro de cannabis y obligar los coffeeshops a comprar su cannabis
sólo de los productores sancionados por el gobierno. El plan fue
encomendado por los ocho municipios de la provincia de Limburgo que
permiten a los coffeeshops (incluyendo Maastricht). El plan, titulado
“La puerta de frente y trasera abierta”, es el resultado de varias
mociones aprobadas por los ayuntamientos de Limburgo. Se ha presentado
al Ministerio de Justicia, que tiene que aprobar el plan, y propone una
experimento de 2 a 3 años. Los alcaldes de Limburgo así enunciaron su
intención de reducir los riesgos para la salud pública, eliminar las
operaciones de cultivo de marihuana ilegal de las zonas residenciales y
retirar los coffeeshops del circuito del suministro criminal.
El fracaso del carnet de cannabis
Oídos
sordos a las críticas sobre el ‘carnet de cannabis’. Ivo Opstelten,
ministro de Justicia y Seguridad: “¡No escucho!” (del diario De Pers).
" target="_self">prohibir a los no residentes que adquieran cannabis se
está derrumbando poco a poco. El Gobierno anterior introdujo el llamado
‘carnet de cannabis’ –un sistema de registro para los clientes de los
coffee shops, que al principio también incluía a los residentes, y que
perseguía prohibir la compra en estos establecimientos a los extranjeros
no residentes– en el sur del país en mayo de 2012. No obstante, el
cambio de Gobierno en septiembre de 2012 llevó al poder al partido
socialdemócrata, que era contrario a la medida. Así, la aplicación a
fee-shops" target="_self">se suspendió rápidamente,
bajo la presión del nuevo socio del Gobierno de coalición y la
resistencia de los alcaldes de las principales ciudades de los Países
Bajos. Las pruebas indicaban que el sistema de carnets –que tenía por
objetivo reducir los desórdenes públicos provocados por turistas
extranjeros en el sur del país– estaba resultando contraproducente o no
estaba dando los resultados previstos.
6.pdf" target="_blank">un estudio provisional que
evaluaba la aplicación del sistema del carnet de cannabis y el criterio
de la residencia desde el mes de mayo al de noviembre de 2012 (es
decir, antes de que la medida se aplicara de forma obligatoria en todo
el territorio). El informe, encargado por el Gobierno, demostraba que
aunque el turismo relacionado con las drogas había descendido, los
desórdenes públicos en las ciudades del sur de los Países Bajos no
habían bajado. La medida, por otro lado, desencadenó graves efectos
colaterales. Los residentes se negaban a registrarse y comenzaron a
comprar cannabis fuera de los coffee shops, a traficantes en la calle o
que se desplazaban en motocicleta, generando nuevos tipos de desórdenes
públicos. Los ciudadanos se quejaban de las molestias que provocaban los
agresivos traficantes y distribuidores de drogas, entre los que se
contaban menores.
La medida también socavó seriamente el objetivo de salud pública del
sistema de los coffee shops: separar los mercados de uso de las drogas
blandas y duras, y ofrecer a los consumidores adultos un entorno seguro y
ps.pdf">las conclusiones de una evaluación anterior sobre
el impacto de la medida. A pesar de ello, Opstelten sigue insistiendo
en mantener el criterio de residente en todo el país, si bien la medida
incorporaba un mecanismo de exención –teniendo en cuenta las
circunstancias locales que garanticen “un enfoque ajustado a las
necesidades de cada municipio”– por el que las ciudades podían decidir
si aplicar o no la norma. En enero de este año, la prohibición de no
vender cannabis a las personas no residentes empezó a funcionar en
aquellos municipios que optaron por ella. Muchas de las ciudades más
grandes del norte, sin embargo, decidieron recurrir al mecanismo de
exención provisional.
abis-cafes" target="_self">Según varias encuestas publicadas en enero de 2013,
más de una docena de municipios no tenían previsto poner en marcha la
norma de que los clientes deban mostrar una evidencia de que viven en
los Países Bajos, incluso en Amsterdam –que cuenta con un tercio de los
alrededor de 650 coffee shops del país– y en otras grandes ciudades como
Rotterdam y Utrecht. A pesar de la evidente resistencia de muchos
consejos municipales y del 60 por ciento de oposición en las encuestas,
Opstelten sigue insistiendo en que la medida se aplique en todo el
territorio. Sin embargo, no se ha anunciado una fecha clara a partir de
la cual se debería aplicar la medida.
El juez cierra el caso
La ciudad de Maastricht, en el sur del país, anunció que aplicaría la
norma y se convirtió en un campo de batalla entre las autoridades
municipales y los coffee shops. Los coffee shops se oponían a la
tice" target="_blank">Se practicaron varios arrestos,
pero el 4 de septiembre, tras una serie de casos judiciales, un
tribunal de primera instancia dictaminó que los alegatos de la fiscalía
eran inadmisibles.
El tribunal concluyó que la fiscalía pública no había sido capaz de
explicar la nueva política de los coffee shops y que varios expertos
discrepaban sobre si se debería prohibir la venta a los extranjeros o
no. El tribunal era consciente de que la prohibición se había adoptado
para reducir los desórdenes públicos, pero sentenció que “la consecución
de dicho objetivo es cuestionable”. El juez también alegó que “no cabe
duda de que los distribuidores de drogas y narcotraficantes en la calle
han provocado desórdenes públicos” y que “es muy posible que el problema
sea mayor que antes”. El juez también estimó que era evidente que urgía
establecer una base jurídica clara sobre el tema entre las autoridades
municipales, la fiscalía pública y los coffee shops, pero consideraba
que resultaba incomprensible que se hubiera perseguido a todos los
propietarios de los coffee shops cuando muchos de ellos estaban
“dispuestos a consultar con el ayuntamiento para regular la venta de
drogas blandas con la mayor sensatez posible”.
En otras palabras, el juez resolvió que las políticas que regulan los
coffee shops resultaban incomprensibles y que la táctica de mano dura
del alcalde de Maastricht era inaceptable. La oficina de la fiscalía
pública anunció que recurriría la sentencia del tribunal. Sin embargo,
es muy probable que el criterio de residente a escala nacional acabe
desapareciendo por completo, aunque algunos municipios utilicen la norma
por motivos locales. Pero la mayoría de municipios, y en particular las
ciudades más grandes del norte de los Países Bajos, no adoptarán el
criterio de los residentes, ya que, con este, prevén un incremento de
los desórdenes públicos y anticipan más dificultades que una solución a
un problema que realmente no tienen. Las molestias provocadas por el
turismo relacionado con las drogas se limitan a algunas ciudades
cercanas a la frontera con Bélgica. Aunque los coffee shops estén
provocando molestias, pueden encontrarse otras soluciones, como
mediadores de calle contratos por los propios establecimientos para
gestionar los posibles conflictos que surjan.
Contenido de THC
uras" target="_self">modificar la categoría del cannabis con
un contenido de tetrahidrocannabinol (THC) superior al 15 por ciento
para incluirlo en la lista de drogas peligrosas y, por tanto, excluirlo
de la venta autorizada en los coffee shops también es considerado como
inviable por casi todos los expertos consultados, incluida la policía y
la fiscalía del país. Ya desde el principio, los expertos manifestaron
ritiek/">las recomendaciones de una serie de consultas,
a raíz de una petición presentada al amparo de la ley de libertad de la
información. Todas las partes consultadas recomendaban que no era
conveniente reclasificar el cannabis con un alto contenido de THC.
Las recomendaciones con respecto a la medida propuesta eran
devastadoras, tanto desde el punto de vista de su aplicación como del de
la salud pública. La medida generaría una carga considerable en la
capacidad de los organismos encargados de aplicar la ley y el riesgo de
crear mercados paralelos de venta ilegal, requeriría mecanismos de
análisis complicados y costosos, y daría lugar a incertidumbres
jurídicas. Y todo esto cuando los efectos sobre la salud pública de los
altos contenidos de THC siguen estando poco claros y son motivo de
laren/af1148%20thc%20concentraties%202012_web.ashx" target="_blank">publicado un estudio que
demostraba que el umbral del 15 por ciento de THC es arbitrario y que
no hay nada que indique que el cannabis con mayor contenido de THC es
más perjudicial.
Los holandeses siguen apostando por políticas de cannabis liberales
El informe publicado recientemente por el Programa de Políticas Globales de Drogas de OSF.
Los resultados de la encuesta realizada en agosto de 2013 contradicen
claramente el supuesto, repetido una y otra vez en los debates
internacionales, de que los holandeses se desdicen de sus políticas
tolerantes frente al cannabis. Un influyente círculo, pequeño pero
testarudo, en el Gobierno y entre las autoridades del orden público en
La Haya –como el actual ministro de Justicia–, en efecto, se ha
desdicho, pero la aplastante mayoría del público holandés no está de
acuerdo y desea que el Gobierno adopte un enfoque más innovador y regule
el suministro de cannabis a los coffee shops.
Encuestas anteriores ya demostraron que una clara mayoría de la
población es partidaria de las políticas vigentes y muestra una
tendencia hacia políticas aún más liberales. En mayo de 2010, el 64 por
ciento de las personas encuestadas no estaba de acuerdo con que las
drogas blandas (= cannabis) se prohibieran totalmente y, en febrero de
2010, el 49 por ciento estaba a favor de la legalización y el 11 por
ciento apoyaba las políticas en vigor antes de la adopción del carnet de
cannabis.
Cada vez está más claro que las políticas actuales en torno al
cannabis y los coffee shops son inviables y contraproducentes. Si hay
alguna lección que aprender de la experiencia holandesa, concluye un
compromise">Coffee Shops and Compromise,
solo en inglés), es que si se dan pasos para regular el cannabis, estos
deberían incluir toda la cadena de suministro, desde la producción al
stein" target="_blank">Frits Bolkestein,
también aboga por regular la producción de cannabis, proponiendo un
sistema de licencias para cultivadores, que se encargarían de abastecer a
los coffee shops con un cannabis controlado. En su opinión, se pueden
encontrar aliados a favor de la regulación en muchos otros países
europeos. Por lo tanto, los Países Bajos deberían fomentar un debate
sobre la legalización del cannabis en Europa.
Caminos de futuro
Los Países Bajos llevan décadas en la vanguardia de las políticas de
cannabis sensatas y, en lugar de dar marcha atrás, deberían seguir el
marihuana">Uruguay y
los Estados Unidos. Uruguay parece destinado a convertirse en el primer
país del mundo que regula legalmente el cannabis, mientras que el
n" target="_self">permitiendo iniciativas de regulación en
los estados de Washington y Colorado. Los holandeses deberían apoyar
incondicionalmente estas iniciativas y utilizarlas en su propio
beneficio, empezando por experimentar con programas de regulación
nacional.
Una vía para ampliar el margen de maniobra con el fin de regular el
cannabis consiste en movilizarse activamente a escala internacional para
ad" target="_self">los límites de la flexibilidad en
dichas convenciones. Los modelos de descriminalización orientados al
consumo –entre los cuales varios sistemas en los que la posesión, la
compra y el cultivo para uso personal ya no son delitos punibles–
funcionan de forma razonablemente cómoda dentro de los límites de las
convenciones de control de drogas de la ONU. Sin embargo, de acuerdo con
el espíritu y la letra de las convenciones, si bien pueden ‘suavizar’
los requisitos de sanción penal de diversas maneras, los Gobiernos no
pueden crear un mercado regulado legalmente, incluido el suministro, la
producción, la fabricación o la venta de cannabis para fines no médicos
ni científicos, o dicho de otra forma, con fines recreativos. Así, las
prohibiciones establecidas en las convenciones impiden claramente a las
autoridades crear un mercado regulado legalmente para el cannabis.
En los próximos dos años y medio, varias iniciativas en el plano
internacional ofrecen la posibilidad de llevar adelante una agenda de
/CND/session/session-57.html" target="_blank">revisión de alto nivel de la Aplicación de la Declaración política y el Plan de Acción de 2009,
que tendrá lugar durante el segmento de alto nivel del 57º período de
sesiones de la Comisión de Estupefacientes (CND) en marzo de 2014, y la
sesión especial de la Asamblea General de la ONU (UNGASS) en 2016 sobre
el problema mundial de las drogas, los países latinoamericanos –sobre
todo Colombia, México y Guatemala– exigirán una revisión seria de las
actuales políticas de control de drogas. El proceso ya se puso en marcha
ea-" target="_self">un informe reciente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en que se presentan varios escenarios para el futuro.
El 30 de octubre, tendrá lugar en la ciudad holandesa de Utrecht la conferencia La cadena transparente,
con el objetivo de trazar una cadena transparente de producción y venta
de cannabis que se organice de una manera responsable y profesional. La
ndation.nl/" target="_blank">Fundación Epicurus y
el Transnational Institute, está dirigida a responsables de políticas
locales y nacionales, responsables de la aplicación de la ley,
profesionales y otras partes interesadas. En el debate participarán
destacados expertos holandeses e internacionales, administradores de
programas, legisladores, políticos, académicos y especialistas que
trabajan sobre el terreno. Se espera que los resultados de la
conferencia contribuyan a una revisión muy necesaria y esperada de las
políticas de cannabis en los Países Bajos, así como a las iniciativas
del Gobierno holandés en el contexto internacional.
nabis">Altibajos de la reforma de la política para el cannabis
hop" target="_self">visite esta página.
nabis#1">[1] Los
problemas que rodean al modelo de los coffee shops en Holanda se
derivan de una situación paradójica: la venta y posesión (en la ‘puerta
principal’) de pequeñas cantidades no está perseguida por la ley,
mientras que el abastecimiento (en la ‘puerta de atrás’) de los coffee
shops (es decir, el cultivo y el comercio en mayores cantidades) sigue
estando totalmente penalizado y, por lo tanto, está controlado en gran
medida por redes delictivas.
nabis#2">[2] Según
la Ley del Opio de los Países Bajos, la venta y la posesión de cannabis
es un delito penal, pero el Gobierno utiliza el ‘principio de
conveniencia’, una opción discrecional que permite a la Fiscalía Pública
no emprender acciones legales en caso de que así convenga en pro del
interés general. A la investigación y el enjuiciamiento de este tipo de
delitos se le ha asignado ‘la prioridad judicial más baja’. Así, los
coffee shops pueden funcionar gracias a ese principio y siempre que
sigan unas directrices, conocidas como ‘criterios AHOJG’, dictadas por
el Ministerio de Justicia a través de la Fiscalía Pública: no hacer
publicidad (A), no vender drogas duras (H), no provocar desórdenes
públicos (O), no vender a menores de edad (J), limitar las ventas a una
pequeña cantidad por transacción (5 gramos) y no exceder el límite
establecido en el almacén (500 gramos) (G). Las nuevas medidas añadieron
a estas directrices el criterio de club privado (ahora suprimido) y el
de venta exclusiva a residentes (I).