Dados los cambios en la opinión pública sobre la marihuana y
la divulgación de los posibles beneficios de la yerba para las
conmociones cerebrales y otras lesiones, la NFL está alcanzando un punto
crítico para manejar lo que es reconocido como el analgésico predilecto
de muchos jugadores.
“No se trata de fumar marihuana por diversión”, dijo el retirado lineman
defensivo Marvin Washington. “Se trata más sobre qué harías si pudieras
tomar algo que te ayuda a sanar más rápido de una conmoción cerebral,
que evita que pierdas el equilibrio por dos semanas y que pierdas la
vista por cuatro semanas”.
Un desafío que encara la NFL es cómo llevar la marihuana al deporte como
analgésico sin avalarla como droga recreativa. Y ante una demanda
judicial interpuesta a nombre de cientos de ex jugadores que se quejan
de los efectos de los analgésicos que dicen fueron forzados a tomar por
entrenadores y médicos, la NFL busca maneras de ayudar a los jugadores a
lidiar con el dolor de un deporte violento.
Una encuesta de Gallup del año pasado encontró que 58% de los
estadounidenses creen que la marihuana debería ser legalizada. Ya es así
en Colorado y Washington, los estados de los equipos que disputaron el
Super Bowl de la temporada pasada.
La Agencia Mundial Antidopaje dijo que no necesita detectar a los
consumidores de marihuana fuera de competencia. Y al menos un entrenador
renombrado, Pete Carroll de los Halcones Marinos, ha dicho públicamente
que le gustaría que la NFL estudiara si la marihuana puede ayudar a los
jugadores.
No existen datos precisos sobre cuántos jugadores de la NFL consumen
marihuana, pero la evidencia empírica, como el arresto o las medidas
disciplinarias contra no menos de una decena de jugadores por consumo de
marihuana en los últimos 18 meses, indica que es cada vez más común.
El lineman ofensivo de los Pieles Rojas, Ryan Clark, no quiso ponerle
número a los jugadores de la NFL en activo que fuman marihuana, pero
dijo: “Conozco muchos que usualmente no fuman marihuana pero que la
consumen durante la temporada”.
Washington tampoco dio una cifra específica, pero dijo que también
conocía jugadores que no temían prender un cigarrillo de marihuana
cuando él estaba en la liga, incluido uno “que detestaba las píldoras
contra el dolor que le daban en ese entonces”.
La NFL encara demandas en dos frentes -conmociones y analgésicos-, y
ambas, dicen algunos, podrían resultar influenciadas de manera positiva
si la marihuana fuera mejor tolerada por la liga.
El comisionado de la NFL Roger Goodell ha abordado el tema con pies de
plomo. Antes del último Super Bowl dijo que la liga no descartaría
permitir que los jugadores usen marihuana con fines médicos. Un portavoz
de la NFL reiteró eso este mes, al decir que si los asesores médicos
informan a la liga que debería considerar modificar sus políticas,
exploraría cambios posibles.
El enigma que la NFL debe resolver es cómo hallar una manera elegante de
mantener vigilados a quienes consumen la marihuana sin control -o con
fines recreativos- a la vez que da a otros una forma legítima de aliviar
el dolor.