La República Checa es un país de Europa Central sin litoral, y con una población de alrededor de 10,5 millones de habitantes. En la República Checa, el cannabis se ha utilizado a lo largo de toda su historia y actualmente cuenta con algunas de las leyes relativas al cannabis más progresistas del mundo, aunque estas leyes han sido puestas a prueba en más de una ocasión.
Historia del cannabis en la República Checa
La República Checa (históricamente conocida como Bohemia) cuenta con
abundantes pruebas arqueológicas y botánicas del uso temprano del
cannabis, principalmente en forma de granos de polen. Las
investigaciones realizadas en las llanuras del este de Bohemia, en 2008,
indican que el Cannabis/Humulus ya estaba presente en el registro de
Humulus (lúpulo) es el pariente más cercano del cannabis, y sus granos de polen suelen resultar difíciles de distinguir. Sin embargo, otros factores, más allá del propio polen, indican que el cannabis fue el cultivo principal presente en los registros, y que el cultivo comenzó en serio en la zona en torno a los siglos IX o X de la EC.
El Fuerte de la Alta Edad Media situado en Libice nad Cidlinou, en Bohemia Central, es un importante yacimiento arqueológico, y se cree que es uno de los asentamientos más antiguos de la República Checa. Se han hallado macro restos de varias plantas, entre los que se incluyen cannabis, adormidera y lino, entre las ruinas que datan del siglo IX EC.
El uso de cannabis en la medicina checa
Es posible que, al principio, el uso del cannabis se limitara a las
materias textiles, la comida y a la extracción de aceite, ya que el
biotipo local es el cáñamo con un bajo contenido en cannabinoides. En la
Baja Edad Media, el uso del cannabis en la medicina se generalizó mucho
más. Las variedades con un mayor contenido en cannabinoides se
introdujeron desde Asia a través de Europa del Este, pero la farmacopea
de la época, sin duda, también utilizó el cáñamo local.
En torno a 1596, un herbario (libro de Botánica sobre plantas medicinales) influyente escrito por el médico italiano Mattioli volvió a imprimirse en checo en las imprentas de Praga. Este herbario, famoso por la calidad de las ilustraciones de sus grabados, describe claramente la planta de cannabis y sus diferentes usos. El cannabis se utilizaba, ampliamente, en Bohemia y sus alrededores para tratar la fiebre, los forúnculos, la sinusitis y el dolor de oído, entre muchas otras dolencias comunes.
En la década de 1950, se publicaron los resultados de treinta años de observaciones en un sanatorio para tuberculosos en Jince, Bohemia Central (entonces parte de Checoslovaquia). La semilla de cáñamo se ha
El cannabis en el folclore de la República Checa
En las investigaciones dedicadas al estudio de la tuberculosis y
realizadas en lo que hoy es Eslovaquia, se utilizaba cannabis cultivado
en el propio país para tales fines. Eslovaquia sigue siendo un centro de
cultivo de cáñamo, y ha proporcionado parte de la información que
tenemos sobre las tradiciones populares en las que se usaba cáñamo en la
zona. La proximidad y la cercanía sociopolítica de las dos naciones a
día de hoy, implica que las tradiciones celebradas en Eslovaquia
probablemente se conocían, aunque no necesariamente se seguían, en la
propia Bohemia.
Los pueblos eslavos que pueblan la actual República Checa y Eslovaquia (al igual que muchos países vecinos) comparten una cultura viva de tradiciones populares que en muchos casos persiste hasta nuestros días. En el panteón eslavo, la diosa Mokoš se considera una ‘deidad femenina’ y protectora de las mujeres, que se asocia con el agua, y las ocupaciones tradicionalmente femeninas, tales como el hilado, el tejido, y el destino (suerte o destino se asocia con el tejido en muchas culturas, incluida la griega y la nórdica). Como una ofrenda a Mokoš, las mujeres, tradicionalmente, tiraban semillas de cáñamo en el agua con la esperanza de obtener su favor y protección.
En Bohemia, se consideraba que realizar determinadas actividades traía mala suerte, como por ejemplo tejer, la trilla, la costura, o moler el grano, durante determinadas celebraciones importantes, en días como Navidad, el Día de San Lucia, el Día de Reyes y el Día de los Santos Inocentes. La creencia era que al hacerlo se enojaba a los espíritus de los antepasados muertos, y como consecuencia, después se obtenía una mala cosecha de cáñamo, lino o maíz.
Incluso los checos de Nebraska, una comunidad fundada en 1963 para representar a la población étnica Checa y Eslovaca que habían comenzado a emigrar en gran número durante la década de 1860, todavía utilizan el cáñamo y el lino (entre otros textiles) para producir los coloridos kroje (trajes) que visten durante los festejos tradicionales.
Uso cultural del cannabis en la República Checa
En la Antigua Chequia, la palabra para referirse al cannabis era
kanopia. La mayoría de los demás países de los alrededores, y los del
sur y el este, utilizaban palabras parecidas, todas procedentes de la
raíz de la palabra escita (se cree que es kanap o kanab) que nos
proporciona palabras más modernas para el cannabis, entre las que se
incluye la griega (kannabis) y la del Inglés Moderno ‘cannabis’, tomada
directamente del latín. Los checos, los eslovacos, los silesianos y
muchos otros pueblos de Europa Central, y los Balcanes, comparten rasgos
culturales y lingüísticos comunes, y se les conoce de forma colectiva
como los eslavos o los pueblos eslavos.
Históricamente, los pueblos eslavos han habitado el centro, el este y el sudeste de Europa, por lo menos, desde el siglo VI (algunos creen que descienden de las poblaciones neolíticas locales). Su patria ancestral se discute, pero su propagación ha llegado tan al norte como Escandinavia (donde se entremezclan con las culturas vikingas) y el norte de Rusia, hasta el sur de la Península Arábiga y Siria, y hasta el este de Mongolia, e incluso partes de China. Como su ámbito cultural es tan amplio, han intercambiado ideas y prácticas culturales con una amplia gama de pueblos dispares a largo de los siglos, incluyendo muchas culturas con tradiciones, duraderas y venerables, de uso del cannabis, como las del Cáucaso y las de Asia Central.
Entonces, no es de extrañar que las costumbres eslavas en las que se usa el cáñamo tienen mucho parecido con las que se encuentran en el centro y el norte de Asia, incluso hasta los patrones de colores brillantes, geométricos entrelazados en la ropa de cáñamo tradicional que siguen elaborando algunas comunidades. El cáñamo es una parte integral de la cultura del tejido que sigue siendo una fuente de orgullo para muchos eslavos en la República Checa, Eslovaquia y otros países. El hilado y el tejido de productos textiles a base de cáñamo y de lino en el hogar, junto con el arduo trabajo manual asociado con la producción de la fibra, estaba presente en todo el mundo eslavo hasta hace muy poco. El procesamiento manual del cáñamo ha desaparecido,
Es muy poco probable que las prácticas relacionados con el cannabis desapareciesen en algún momento por completo. La cultura moderna del uso de cannabis no puede sostenerse sin base, y su aceptación social y familiaridad generalizada entre muchos checos ha hecho que las tasas de consumo sean muy superiores a la mayoría de los otros países europeos, durante décadas. Sin duda, cultivar una planta o dos en el balcón es una práctica común por parte de las mujeres mayores, que todavía utilizan cannabis en los remedios caseros tradicionales, como pomadas y tés.
Legislación, arrestos y sentencias relativas al cannabis en la República Checa
Hasta 1962, no había ninguna ley oficial de drogas en Checoslovaquia. El
país fue miembro fundador de la Sociedad de Naciones, y fue signatario
de la Convención Internacional del Opio de 1925 revisada, que prohibió
de manera efectiva el comercio internacional demarihuana y hachís,
aunque los términos del tratado no requerirían que se promulgase una
legislación en Checoslovaquia, ya que en aquel momento no existía
comercio internacional, por lo menos, no a ningún nivel importante.
La ley de 1962 dictaminó la ilegalidad del cannabis, pero no fue hasta 1993 cuando la, recientemente independiente, República Checa puso en vigor un nuevo conjunto de leyes, diseñadas para que el país se ajustase a los términos de la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961. La ley de 1993 también especificaba que el consumo de cannabis sería considerado un delito menor, pero que la venta, el tráfico y el cultivo serían todos considerados delitos penales. Sin embargo, no establecía límites para lo que constituía la posesión personal, y una cláusula ambigua que se refiere a ‘cantidades superiores a pequeñas’ causó ha causado una gran incertidumbre.
En 2009, la legislación cambió de nuevo. Ahora, los límites personales se definieron como 15 gramos de marihuana o 5 gramos de hachís. También se especificaba que los individuos que cultivasen hasta cinco plantas que tuviesen un contenido de 0,3 %, o superior, en THC sería acusados de un delito menor. Cultivar más de cinco plantas seguiría siendo un delito, a menos, por supuesto, que las plantas contengan menos del 0,3 % de THC. Sin embargo, aunque no se han introducido más cambios oficiales a la ley, se ha informado en varias ocasiones de que los límites se ignoran sistemáticamente, y los individuos pueden ahora ser arrestados y acusados por posesión, por tan poco como un gramo de marihuana o hachís.
El cultivo de cannabis en la República Checa
Como consta en los registros de polen, desde hace siglos, siempre se ha
cultivado cannabis en la República Checa, con fluctuaciones en la
intensidad producidas como consecuencia de los cambios socioeconómicos o
políticos. En respuesta a las campañas contra el cannabis de los años
1920 y 1930, la cultura del cultivo de cannabis disminuyó notablemente, y
a pesar de la aprobación de una legislación que protegía a los
agricultores que cultivan cáñamo en 1999, la industria no se ha
No está claro exactamente cuánta tierra se dedica al cultivo de cáñamo industrial en la actual República Checa. En el momento álgido después de la prohibición, en torno a 2006, se cree que la extensión del cultivo llegaba hasta 1.700 hectáreas, pero esta cifra se había reducido a 200 hectáreas en 2010, y desde entonces ha habido pocos indicios que demuestren ningún tipo de crecimiento de la industria.
Por otra parte, el cultivo de cannabis con fines medicinales y recreativos es cada vez mayor. Los Grow Shops son abundantes, y parece que hay una cultura del cultivo, a pequeña escala y personal, que vive un gran momento. A pesar de esto, las leyes relativas al cultivo siguen siendo un tanto restrictivas, y los cultivadores pueden ser arrestados.
El tráfico de cannabis en la República Checa
Apenas existe tráfico de cannabis en la República Checa, debido a sus
buenos niveles de producción nacional. Sin embargo, las bandas de
traficantes internacionales se han aprovechado de las políticas
relativamente tolerantes de la nación, y durante los últimos quince
años, más o menos, la República Checa se ha convertido en un centro del
tráfico de cannabis. En primer lugar, las bandas vietnamitas están
implicadas en el cultivo a gran escala y el tráfico de cannabis,
mientras que las bandas rusas, checas y eslovacas también participan en
el comercio. La mayoría del cannabis destinado a la exportación se
venderá en Alemania, donde existe una gran demanda interna.
En 2012, las autoridades checas incautaron la cantidad récord de 563 kg de cannabis, y se detectaron un total de 218 sitios de cultivo. Las cifras generales de plantas incautadas también ha aumentado durante los últimos años, con 90.091 plantas incautadas en 2012, 62.817 en 2011, y 64.904 en 2010. Parece que el tráfico de cannabis a gran escala no sólo es cada vez mayor, sino que también está cada vez más especializado, y resulta más rentable.
Comprar y consumir cannabis en la República Checa
Es fácil adquirir una buena cantidad de cannabis en la mayoría de los
centros urbanos. En Praga, hay varios bares y clubes conocidos por
vender, con discreción, cannabis “bajo el mostrador”. En general, la
adquisición de cannabis no conlleva ningún gran riesgo de detención o
acoso policial, y si el consumo es discreto (y preferentemente no
traspasa los límites del propio hogar) no debería haber ningún motivo de
preocupación.
Es recomendable evitar a los vendedores callejeros, que no sólo suelen estar bajo vigilancia policial, sino que además es más probable que vendan productos de calidad inferior. En algunas partes de Praga, los vendedores callejeros son habituales, tal y como ocurre en Ámsterdam. En su lugar, se aconseja asegurarse el suministro, tal vez preguntando en un bar o club local, donde puede haber vendedores locales o simpáticos lugareños que te presten su ayuda. Por lo general, parece que los precios oscilan entre 25 €- 55 € por un octavo de onza (3,5 g), y a no ser que se compre a los vendedores callejeros, suele ser de gran calidad.
Por Seshata