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Peligros durante la floración

A medida que nos adentramos en la fase de floración, el impacto que puede producir en la productividad cualquier anomalía aumenta considerablemente. Cualquier problema que pueda surgir en estos días tan críticos puede llevar al traste todo el laborioso trabajo realizado y el innecesario riesgo sufrido.


Durante la floración se deben extremar la vigilancia y el control de los cultivos, con la intención de detectar de forma prematura cualquier incidencia que pueda traducirse en una irreversible merma productiva. Es de vital importancia que les prestemos todos los cuidados que precisen las plantas, cualquier alteración de uno de ellos puede conllevar al desequilibrio que detone la aparición de un serio problema. La causa, origen e índole de un problema puede ser muy variada, por ello debemos supervisar todos los factores que pueden ser el detonante.


Una incorrecta gestión del suelo puede acarrear déficits alimentarios en la fase más delicada y que menos margen de maniobrabilidad le permite al cannabicultor para poder enmendar y subsanar el error sufrido. Un uso indebido del abonado puede causar bloqueos nutricionales en el suelo, por antagonismo entre la propia naturaleza de cada nutriente. Así podemos creer que nuestro suelo padece una carencia férrica pero en realidad no es la usencia del nutriente la que lo causa, si no el hallarse bloqueado por una elevada concentración de elemento que es antagónico al hierro, como es el caso del Calcio. Para evitar bloqueos lo mejor es utilizar un agua de riego con una baja concentración de residuo seco y con un pH neutro. De esta forma los nutrientes se mueven en el suelo de forma normal y el flujo masal que se produce le procura a las plantas un adecuado suministro de los mismos. En caso de padecer un bloqueo de cualquier nutriente debemos hacer un lavado urgente del suelo de cultivo de las macetas, en caso de tratarse de cultivos en suelo resulta algo difícil por el gran volumen de tierra que hay. El modo de proceder a un lavado de raíces consiste en aplicar agua de forma abundante sobre el suelo, de tal modo que las sales que se han concentrado y bloqueado puedan ser disueltas por el agua y ser lixiviadas y eliminadas del substrato. Una vez practicado el lavado hay que reponer los nutrientes que hemos eliminado mediante una enmienda orgánica con humus de lombriz sólido o mantillo orgánico.


Si durante la floración detectamos que se está produciendo de forma débil y que los cogollos no engordan como debieran, siempre ateniéndose a la propia carga genética de cada variedad, debemos ir descartando posibilidades para poder dar con la causa real. Una floración pobre puede tener origen en un bloque de nutrientes como ya hemos visto, pero en caso de no ser este el origen debemos buscar en otro lugar. Cuando se cultiva en macetas hay que prestar atención a los ejemplares que alcanzan un gran porte, puesto que se corre peligro de padecer una asfixia radicular con una consiguiente muerte repentina. Si detectamos que se frena de golpe la floración es fácil que la falta de espacio de las raíces sea la causa, con lo que un trasplante de última hora les procurará tierra nueva para poder desarrollar más raíces y evitar una asfixia. Este es un hecho que se da en mayor grado en cultivos en maceta que han sido nutridos con abonos de síntesis química.


Otra causa de una floración insuficiente también puede radicar en un déficit carencial de Fósforo y Potasio, dos elementos que juegan un papel muy importante en la formación de las sumidades floridas. Si detectamos hojas cloróticas durante la floración es fácil que la causa sea la ausencia de uno de estos dos elementos e incluso además de algún oligoelemento. Preparar el suelo de cultivo o enriquecer el substrato donde se van a desarrollar las plantas con P y K es una opción que amortiguará la demanda de las plantas de estos nutrientes. Muchos breeders cuando elaboran su compost ya lo hacen con la intención de procurar una concentración adecuada de estos 2 elementos, bien añadiéndole harina de huesos, fosfatos naturales, fosfal, hojas de consuelda, etc.



Si los cogollos no engordan pero no hay síntomas ni de asfixia ni de clorosis, debemos seguir buscando pistas. El exceso de nitrógeno como consecuencia de un abonado excesivo de crecimiento también puede dar origen a una floración débil, pero en este caso algo peculiar. Los excesos de nitrógeno durante el inicio de la floración se traducen en una exuberante formación de hojas nuevas entre los cogollos, al tiempo que estos se alargan tomando un aspecto como de espiga de trigo. Esta excesiva foliación y espigamiento de los cogollos junto con un color de hojas de tonos verde oscuro, nos está indicando que debemos utilizar abonos pobres en nitrógeno y proceder a realizar un pequeño lavado de raíces para eliminar el excesivo nitrógeno presente. Hay que tener en cuenta que el N es un elemento muy soluble en agua, así que el lavado de raíces será más suave que si fuera cualquier otro elemento.


Si a pesar de no padecer ningún síntoma de los anteriores citados, las plantas forman cogollos espigados entonces es fácil que el problema no esté en el suelo. En este caso hay que mirar hacia arriba, buscando algún foco de luz artificial, como farolas, que con su luz impida que las plantas tengan las necesarias horas de nocturnidad para poder florecer. Cuando las plantas están recibiendo luz en la noche durante la floración, se produce un fototropismo en los cogollos que reciben luz que hacen que se espiguen, mientras que los cogollos que están sombreados siguen floreciendo de forma normal. Con ello observamos como en una misma planta hay una parte, la que recibe luz, con una floración débil, y otra parte, la que está a oscuras, que florece tan normal. La solución es retirar el foco de luz o poder una barrera de ocultación opaca que impida que la luz siga impidiendo una floración normal y correcta.


Los agentes climáticos también resultan tremendamente influyentes durante la fase de floración, tanto el viento como la lluvia son dos enemigos potenciales de nuestros cultivos. Su virulenta aparición supone un temor por ramas y tallo. El entutorado y refuerzo de la estructura aérea de las plantas es la mejor herramienta para prevenir posibles roturas. El viento además también puede traer polen procedente de machos de otros cultivos. El polen se puede destruir por la humedad pero antes de llegar a las plantas, es bueno conocer al máximo número de vecinos que puedan plantar para que erradiquen los machos. Por su parte, un episodio prolongado de lluvias aumenta el peligro de padecer un futuro ataque de hongos. Los tratamientos preventivos contra los hongos han de estar a la orden del día, podemos alternar tratamientos de extracto de própolis con otros de decocción de cola de caballo, con un intervalo de 5 a 7 días entre uno y otro.


El incremento en los ataques sufrido por el oidio nos obliga a poner remedio contra este hongo si no queremos verlo aparecer por nuestro vergel cannábico. Al oidio le gusta la humedad y las zonas sombrías, así que extremaremos las precauciones en las ramas bajas de las partes sombrías de las plantas. Como remedios tanto combativos como preventivos podemos utilizar durante la fase de floración los extractos de própolis, jabón potásico, decocción de cola de caballo, suero de leche, y determinados microorganismos (que parece ser que también presentan cierto carácter antifúngico). Una vez hemos detectado su presencia debemos realizar tratamientos periódicos, cada cinco días hasta que falte una semana para cosechar.


Otro hongo a tener en cuenta es la botitrys que ataca sobre todo a los cogollos grandes y prietos con poca aireación interior. La causa de la Botitrys es la falta de aireación ante un exceso de humedad ambiental, por ello que los cogollos grandes, gordos y prietos son mucho más propensos de padecer su ataque. La elección de la variedad adecuada será la mejor arma para combatir este tipo de hongo.





Si hay alguna plaga que merma de forma directa la producción de cogollos es la plaga del gusano del cogollo, que es la larva de un lepidóptero (mariposa) llamado Spodoptera exigua.

Los ataques más severos se han dado en cultivos en los que se han practicado abonados químicos. Los daños en la marihuana se dan en los cogollos, a los que no se comen sino que muerden sus tallos para succionar la savia ascendente. Una vez finalizada su alimentación, la parte de cogollo dañada queda rota y cortada, se pueden ver incluso los mordiscos en los tallos, y es por ello por lo que comienza a secarse. Como ya hemos dicho los cogollos muertos junto con las propias deyecciones de los gusanos se convierten en un serio riesgo y foco de posibles botritis.


Se pueden tratar con una bacteria que sólo infecta a las larvas de mariposa, su nombre es Bacillus thuringiensis kurstaki. Esta bacteria se encarga de sintetizar una proteína que destruye la pared intestinal de las orugas y no es tóxica para el ser humano, sólo ataca a larvas de ciertos lepidópteros. Es conveniente hacer un segundo tratamiento una semana después de haber realizado el primero. Se debe aplicar como máximo hasta que falten cerca de veinte días para cosechar, pasado este tiempo se debe evitar realizar tratamientos a las plantas. El bacilo no se puede utilizar como preventivo, sólo como combativo. Para aumentar su efectividad también se puede utilizar combinado con aceite de neem ó piretrina natural, yo prefiero la piretrina. Dentro de los microorganismos patógenos para larvas de mariposas encontramos a los Hongos: Cordyceps spp. y Metarhizium sp., los virus Pseudoplusia NPV, Spodoptera NPV y Trichoplusia ni NPV, y la citada bacteria Bacillus thuringiensis variedad Kurstaki y variedad Galleriae. Como insectos auxiliares que controlan su población cabe destacar Trichogramma aidis, Trichogramma Evanescens, y Pales pavida.