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Snacks y dulces de marihuana en EE.UU. se han convertido en un negocio floreciente

Los clientes del Centro de Bienestar LoDo, uno de los nuevos locales de venta de marihuana para usos recreativos de Denver, suelen ir directo a las heladeras en busca de una sabrosa alternativa. Compran elixires espumantes de durazno o mandarina, “gomitas” sabor sandía, y bolsitas plateadas de trufas de chocolate: todos vienen con un potente toque de marihuana.


Mientras la marihuana avanza en puntas de pie hacia su legalización generalizada, los aperitivos que contienen cannabis se han convertido en un negocio floreciente, que ofrece desde barras de cereal de chocolate a la menta hasta caramelos de mantequilla de maní con aceite de hachís.


Para los comercios de venta al público, ofrecer esos productos es una manera poco amenazante de incursionar en el mercado de la marihuana desde su extremo más convencional: clientes mayores, turistas y todo aquel que quiera experimentar los efectos sin fumar ni toser.


Pero la popularidad de la marihuana comestible ha generado alarma en escuelas, grupos de padres y algunos médicos, que dicen que cada vez hay más snacks con altas concentraciones de cannabis en manos de niños que todavía no distinguen entre un brownie con porro y uno común.


Colorado, como el resto de los estados norteamericanos donde la marihuana es legal para usos médicos y recreativos, ha intentado mantener estos productos alejados de los niños: deben venderse en envoltorios a prueba de chicos, con etiquetas que llamen la atención, y debe figurar la lista de ingredientes, cantidad de porciones y fecha de vencimiento.Pero las voces críticas dicen que la normativa vigente no es estricta, en especial para productos que pueden contener hasta 10 veces más THC psicoactivo que el consumido por un fumador ocasional de marihuana. Y al igual que los cigarrillos saborizados tan de moda, la marihuana comestible les ofrece a los más jóvenes una peligrosa rampa de acceso al consumo.


Una encuesta muestra que hay un reducido, pero creciente número de niños que deben recibir tratamiento después de haber consumido marihuana accidentalmente. Los investigadores reportaron el año pasado en la revista JAMA Pediatrics que entre octubre de 2009 y diciembre de 2011, en la guardia de emergencias del Hospital de Niños de Colorado ingresaron 14 niños por esa causa. En su mayoría tenían entre 1 y 3 años, presentaban síntomas de somnolencia y estaban desorientados sin causa aparente. Cerca de la mitad había comido galletitas, budines o caramelos con marihuana, que, según los investigadores, son las formas de presentación más tentadoras.


Veinte estados y el distrito de Columbia ya han legalizado la marihuana medicinal, y en 2012, Colorado y Washington se convirtieron en los primeros en legalizarla con fines recreativos. En Colorado, la venta empezó el 1° de enero y según los entes reguladores, hasta ahora no ha habido problemas. Está previsto que la venta al público en Washington arranque en un par de meses.


La marihuana, aunque sea consumida por un niño en grandes dosis, entraña muy pocos de los serios peligros de una sobredosis de alcohol o de la ingesta de químicos de uso doméstico.


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